Grandes momentos de una querida trilogía.
El señor de los anillos es más que una de las franquicias más populares de todos los tiempos. Es un clásico en toda la extensión de la palabra y como tal, una obra imperecedera que está destinada a pasar de generación en generación. Así lo confirman los premios y la taquilla, pero sobre todo el entusiasmo de una afición que se ha enamorado de la Tierra Media.
El éxito de la trilogía encabezada por Peter Jackson ha sido posible por muchos factores. La calidad del material fuente, la estupenda adaptación en el guion, el talento de los actores y el flamante diseño de producción. Esto se aprecia en todas las películas, pero sobresale muy especialmente en algunas secuencias icónicas que viven para siempre en la memoria del público. ¿Cuáles son los mejores momentos de El señor de los anillos? Los recordamos a continuación.
¡Vamos al conteo!
Los Argonath
El señor de los anillos: La comunidad del anillo nos adentró desde sus primeros minutos en la Tierra Media con una exploración por diversos territorios como la Comarca, Rivendell, Lothlórien y más. La inmersión absoluta se concretó rumbo al tercer acto, cuando la tambaleante alianza cruza el monumento de los Argonath, lo que marca un punto de no retorno hacia un viaje inolvidable. Peter Jackson siempre fue consciente del impacto narrativo de este momento, razón por la cual fue incluido entre las primeras imágenes promocionales del filme.
Regreso a casa
Otro de los mejores momentos de El señor de los anillos. ¿Cómo se regresa a la normalidad después de una gran aventura? Bilbo Baggins lo intentó, pero nunca lo concretó del todo. Frodo, más sumido aún en los horrores del Anillo Único, sabía que nunca sería capaz de regresar a su vieja vida. Su solución fue aceptar la oferta de los elfos y mudarse a las tierras imperecederas ante la dolorosa mirada de sus amigos hobbits. Una despedida dolorosa, pero necesaria para que Sam se convierta en el gran heredero de una narración destinada a alcanzar la grandeza. Imposible no sentirse identificados, pues si hay algo que nos enseñó la trilogía es que en la historia del cine, como en nuestras propias vidas, hay un antes y un después de El señor de los anillos.
El Balrog
El Consilio de Elrond dejó claro que la destrucción del Anillo Único era una misión virtualmente imposible. Ni siquiera esta advertencia nos preparó para la muerte de Gandalf, una pérdida tempranera y sensible por todo lo que representaba el hechicero al interior de la comunidad. Un enorme poder, pero también una gran sabiduría y un enorme amor para los hobbits que siempre disfrutaron de su compañía. El sacrificio, con la inolvidable línea “no pasarás”, se ha convertido en uno de los momentos más celebrados en toda la carrera de Ian McKellen.
El abismo de Helm
La batalla del abismo de Helm es uno de los momentos más polémicos de toda la trilogía, pues algunos puristas alegaron que el refuerzo élfico restó mérito al mermado ejército de Rohan. Puede que sea cierto, pero ni siquiera ellos pueden negar que se trata de la batalla más memorable de toda la adaptación, con los remanentes de una quebrada comunidad guiando al reino de los hombres hacia una victoria tan improbable como esperanzadora. Está plagada de secuencias fascinantes por sí solas: la llegada de Haldir, Legolas deslizándose mientras embiste enemigos con su arco, Aragorn embistiendo enemigos junto a Théoden y Gandalf llegando con los refuerzos necesarios para cambiar el rumbo de la marea. Emocionante, pero también profundamente simbólico al dejar muy en claro la necesidad de la unión entre los pueblos para superar cualquier adversidad.
La destrucción del Anillo
Otro de los mejores momentos de El señor de los anillos. Frodo siempre demostró una enorme resistencia al Anillo Único, pero ni siquiera su gran corazón lo hizo inmune a la perturbadora influencia del objeto. Aunque es fácil deducir que el hobbit sucumbiría en el último momento, nada de esto nos preparó para un último enfrentamiento con Gollum, quien indirectamente terminó concretando la destrucción de la pieza maldita. Su mente estaba tan perturbada, que murió con una sonrisa mientras caía por el Monte del Destino. Esto, a su vez, fue clave para que Sam se confirmara como uno de los grandes héroes de la historia, pues su amistad y perseverancia fue la clave para la salvación de su amigo.
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