Conoce qué ocasionó el estallido de rabia que marcó Los Ángeles.
Por fin está en cines 1992: Noche sin ley, el emocionante thriller protagonizado por Tyrese Gibson y que representa la última aparición en pantalla de Ray Liotta, fallecido en 2022. La película nos lleva a las calles de Los Ángeles, donde un par de criminales intenta atacar la fábrica en que trabaja Mercer. Este, a su vez, quiere mejorar la relación con su hijo. Con numerosos y peligrosos disturbios sucediendo en la ciudad, es sólo cuestión de tiempo antes de que la tensión entre todos estalle. ¿Qué tantas dosis de realidad hay en la cinta? ¿Realmente se vivió un caos en Los Ángeles durante aquel año? A continuación, te presentamos el final explicado de 1992: Noche sin ley.
Mercer es un exconvicto que quiere dejar atrás sus años tras las rejas, y para ello busca reestablecer el vínculo con Antoine, su hijo. Este se encuentra a una mala decisión de caer en los mismos errores que su padre, por lo que Mercer intenta acercarlo al buen camino. Al mismo tiempo, un ladrón llamado Lowell, y sus hijos (Riggin y Dennis) quieren robar barras de plátino
Las barras de este material se encuentran en una bóveda, por lo que deben ser muy cuidadosos en su misión. Si alguien presiona un botón de pánico, la bóveda queda cubierta con una tapa de acero. Riggin confía en sus habilidades, pero Lowell nunca ha hecho algo así. El plutonio se encuentra en la fábrica donde trabaja Mercer, lo cual complica todo.
En Los Ángeles se da a conocer que los policías blancos enjuiciados por la detención y golpiza propinada a Rodney King (un exconvicto afroamericano en libertad condicional que trabajaba como taxista), fueron declarados no culpables. Esto provoca una revuelta en la población y numerosos disturbios. Ante el crecimiento de estos, se indica a los trabajadores de la fábrica donde se encuentra Mercer que pueden ir a sus casas.
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Antoine se une al conflicto, mientras que su padre pregunta a Joe, su amigo, si lo puede llevar a la fábrica para mantenerlo a salvo. Cuando el protagonista descubre que su hijo no está, decide buscarlo. Es en este lapso que Lowell y sus ladrones consiguen llegar a la fábrica e identificar el platino. Joe, a pesar de recibir un disparo, alerta a la policía, que ya se encuentra de camino a la fábrica.
Mercer y Antoine llegan al edificio. Este último va al baño, donde se encuentra con Dennis. El protagonista, mientras tanto, descubre que algo anda mal y toma un arma para defenderse y buscar a su hijo. Mercer interrumpe la energía eléctrica del lugar y hiere a uno de los ladrones, pero su hijo termina a manos de Lowell. Enfurecido, termina con un del criminal mayor, quien accede a regresarle su hijo si él no lastima al suyo.
Tras una persecución, Lowell acaba con la vida de sus propios hijos, mientras que Antoine ultima al villano para salvar a su padre. El miedo de Mercer se ha vuelto realidad, pues su hijo se convirtió en un asesino, aunque en defensa propia. Al final, padre e hijo escapan en medio de la revuelta que tiene a la ciudad hecha un caos. Con suerte, la policía verá los cuerpos de los ladrones como víctimas más de la rebelión.
Los disturbios reales de 1992
Aunque Noche sin ley utiliza el caos en Los Ángeles como contexto para hablar sobre el racismo y las implicaciones que esto tiene en la vida de Antonie, lo cierto es que el caso de Rodney King puso a la ciudad de cabeza. Los casos de brutalidad policía, pobreza y racismo estaban en sus más altos niveles, por lo que la gente usó al taxista como estandarte de su hartazgo.
La absolución de sus golpeadores provocó una ola de indignación y frustración en la comunidad afroamericana, y desencadenó seis días de disturbios violentos en el centro-sur de Los Ángeles. Hubo saqueos, incendios, enfrentamientos con la policía y una gran cantidad de destrucción. Los disturbios dejaron un saldo de 63 muertos, miles de heridos y pérdidas económicas millonarias. Además, pusieron de manifiesto las profundas divisiones raciales y sociales existentes en Estados Unidos.
El caso de Rodney King y los disturbios posteriores generaron un intenso debate sobre la violencia policial, la discriminación racial y la reforma del sistema judicial. El hombre murió el 17 de junio de 2012. La autopsia determinó que su deceso fue por ahogamiento accidental, y se le atribuyó a las drogas y alcohol encontrados en su cuerpo, así como a padecimientos cardiacos que se complicaron con las sustancias.
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