¿Quién es tu monstruo favorito?
El terror es uno de los géneros más populares, pero también uno de los más desafiantes ante un público cada vez más difícil de impresionar. Esto último no ha impedido que los llamados Monstruos Clásicos, como es el caso de Drácula, la criatura Frankenstein y otros seres inmortalizados en la franquicia Universal Monsters, sean retomados una y otra vez con proyectos que intentan actualizar sus mensajes sin sacrificar sus bases originales. Recordamos el recorrido cinematográfico de estos personajes con toda clase de películas contemporáneas que generaron variadas reacciones entre las audiencias.
Nota: La siguiente lista se encuentra en orden cronológico.
Drácula (Dir. Francis Ford Coppola, 1992)
Drácula (Dir. Tod Browning, 1931) suele ser vista como la adaptación definitiva a la obra de Bram Stoker, al grado que muchas cintas posteriores se inspiraron directamente en lo hecho por Bela Lugosi para buscar la aceptación del público. Tuvieron que pasar más de 60 años para que el clásico de Universal Monsters encontrara un digno sucesor del legado vampírico en Drácula. Esta cinta combinó el talento del realizador de Francis Ford Coppola con un talentosísimo reparto integrado por Gary Oldman, Winona Ryder, Anthony Hopkins y Keanu Reeves, para crear un filme tan bien desarrollado que se dio el lujo de enriquecer la historia original con un prólogo, mismo que atribuyó la condena del personaje a la maldad humana que enfrentó en vida. La película también es recordada por el estupendo trabajo de caracterización que convirtió al vampiro en la pesadilla de muchos, ya sea como el perturbador anciano que recibe a Jonathan Harker o como la bestial criatura que acecha a sus diferentes víctimas. Esto le convirtió en la digna ganadora del Oscar a Mejor maquillaje, superando a la no menos memorable Batman regresa de Tim Burton.
Lobo (Dir. Mike Nichols, 1994)
La década de los 90 fue sumamente fructífera para los Monstruos Clásicos. Casi todos se acuerdan de Drácula (1992) y Frankenstein (1994), pero el horripilante tridente se completó con Lobo, que trasladó la maldición original al mundo contemporáneo para dar una brillante reinvención del clásico protagonizado por Lon Chaney Jr. Muchos atribuyen su grandeza al exquisito trabajo realizado por Jack Nicholson y Michelle Pfeiffer, pero no nos olvidemos de la destreza realizadora de Mike Nichols, quien dejó atrás la brutalidad que caracteriza a los licántropos para ofrecer una cinta reflexiva y cargada de simbología. Pasó desapercibida entre los grandes certámenes, pero se convirtió en objeto de adoración entre los amantes del terror puro.
Frankenstein (Dir. Kenneth Branagh, 1994)
La buena respuesta de Drácula (1992) fue determinante para que, sólo dos años después, Frankenstein regresara a la pantalla grande en la que suele ser considerada la adaptación más fidedigna al clásico de Mary Shelley. Esto gracias a que el director Kenneth Branagh dejó atrás los viejos estereotipos para enfocarse en la tragedia del científico titular aquejado por la ira de su creación, pero también del propio monstruo que padece la soledad absoluta por su perturbadora apariencia física. La cinta es protagonizada por el mismo Branagh, quien apoyado por un elenco de primer nivel que incluye a Helena Bonham Carter, Ian Holm y Robert De Niro como la criatura, lo que resulta en una cinta de altísimo nivel cuyo mayor logro es su capacidad para generar reflexiones tan potentes como las del clásico literario en que se inspira.
La momia (Dir. Stephen Sommers, 1999)
Los llamados Monstruos Clásicos han sido un elemento recurrente del cine de terror por generaciones, aun cuando –admitámoslo– cada vez son menos los que se intimidan ante su imagen. Esto motivó a Stephen Sommers a reinventarlos en La momia, que retomó la premisa vista en el clásico de Boris Karloff, combinándola con toques de acción y efectos visuales espectaculares para dar uno de los grandes éxitos taquilleros de 1999. Afianzó a Brendan Fraser entre las grandes estrellas de su tiempo, catapultó la carrera de Rachel Weisz y marcó el inicio de una divertida franquicia que, a pesar de sus esfuerzos, nunca pudo igualar lo hecho por la primera entrega. Mención aparte para su director que, sin lograr la consolidación absoluta, fue clave para el resurgimiento de los viejos horrores entre las nuevas generaciones de aficionados.
Van Helsing (Dir. Stephen Sommers, 2004)
Muchos años antes del Dark Universe, los Monstruos Clásicos cruzaron sus caminos en toda clase de proyectos incorporados al canon de Universal Monsters. Muchos años después, Stephen Sommers aprovechó este legado y la buena aceptación de La momia (1999) para su propio crossover, que lejos de centrarse en una criatura en particular, giraría alrededor de su eterno cazador: Van Helsing. La cinta nunca pretendió emular los clásicos literarios, sino que aprovechó algunos de los elementos más icónicos de la vieja franquicia y los combinó con una buena dosis de acción para ofrecer un proyecto cuyo fin último siempre fue el entretenimiento. Esto no le salvó de recibir durísimas críticas, muchas de las cuales se quejaban del excesivo CGI, así como de los cambios realizados en el personaje titular, que interpretado por Hugh Jackman, dejó de ser un heroico teórico para convertirse en un ancestral guerrero destinado a combatir el mal.
El Hombre Lobo (Dir. Joe Johnston, 2010)
El Hombre Lobo suele ser considerado la última pieza del terrorífico tridente de los monstruos clásicos, aun cuando a diferencia de Drácula y Frankenstein, sea el único sin bases literarias ni netamente legendarias. Esto, aunado a la mínima exploración de los licántropos en los últimos años motivó a Universal a realizar un remake de su clásico de 1941, con Benicio del Toro como un sujeto de la Inglaterra victoriana que se ve aquejado por una terrible maldición que se dispara en las noches de luna llena. La cinta destacó por su diseño de producción y su vestuario, pero sobre todo por su caracterización a cargo del multilaureado Rick Baker. En su momento fue duramente criticada por priorizar el dramatismo por encima del terror, lo que llevó a la cancelación de su secuela y el lanzamiento del Dark Universe. Estas sensaciones han cambiado con el tiempo, pues su posterior corte del director le dio nueva vida hasta convertirla en una de las grandes exponentes del gótico contemporáneo. Vale la pena darle una segunda oportunidad.
Drácula: La historia jamás contada (Dir. Gary Shore, 2014)
A pesar de su naturaleza fantástica, Drácula se asienta sobre las bases reales de Vlad Tepes, antiguo líder rumano cuyas técnicas empleadas con sus enemigos le valió el mote de “el Empalador”. Esta premisa, aunada a la necesidad de reinventar al vampiro para las nuevas generaciones, fue determinante para la concepción de Drácula: La historia jamás contada, que atribuye la maldición a los esfuerzos del noble por salvar a su gente, lo que le llevó a convertirse en un monstruo por toda la eternidad. Una cinta tan imperfecta como incomprendida, pues ha sido difícil establecer si la tibia recepción del público se debió a su incapacidad para combinar drama y acción, a que su producción nunca aclaró del todo su posición dentro del naciente Dark Universe que pretendía refrescar los clásicos de Universal, o a que sus bases se acercaran más a la falsa investigación descrita en La historiadora de Elizabeth Kostova que a la mítica obra de Bram Stoker. Una cinta tan imperfecta como incomprendida, cuyos repasos nos hacen pensar que quizá merecía un mejor destino.
Victor Frankenstein (Dir. Paul McGuigan, 2015)
Los recientes esfuerzos de Universal por rescatar a sus Monstruos Clásicos con el Dark Universe no pasaron desapercibidos para otros estudios. Tal fue el caso de Fox, que respondió a la tendencia con su propia reinvención del moderno Prometeo con Victor Frankenstein. La cinta sobresalió por su dupla estelar integrada por James McAvoy y Daniel Radcliffe: el primero encarnaría al ambicioso científico; el segundo a Igor, quien además de asistente del personaje titular, fungiría como los ojos del público durante el experimento fallido que desembocaría en la criatura más famosa de la literatura universal. Su exceso de acción provocó el rechazo de una buena parte del público que no abrazó las marcadas alteraciones a la historia original, pero algunos otros consideraron que esta arriesgada fórmula podía ocultar la clave para que las nuevas generaciones se acercaran al clásico literario de Mary Shelley.
La momia (Dir. Alex Kurtzman, 2017)
Luego de un turbulento inicio del Dark Universe con un Drácula: La historia jamás contada que nunca definió claramente su posición, la franquicia aspiraba a un buen oficial con La momia. La película pretendía aprovechar el potencial de Tom Cruise para combinar acción con un terror más puro que el visto en la reinvención noventera de Stephen Sommers, el reciente boom de Sofia Boutella para dar el primer monstruo femenino tras la inolvidable Novia de Frankenstein inmortalizada por Elsa Lanchester y el talento de Russell Crowe como un Dr. Jekyll/Sr. Hyde que fungiría como el elemento unificador de las distintas entregas. Estos esfuerzos se perdieron en una pobre construcción narrativa que llevó a un fracaso tan estrepitoso que condenó la naciente franquicia, convirtiéndose así en uno de los grandes descalabros de los últimos tiempos. A pesar de sus evidentes errores de guion, hay quienes aseguran que se trata de una cinta disfrutable cuando se ve como lo que es: una película de acción con Tom Cruise realizando toda clase de stunts para enfrentar un mal mayor.
La forma del agua (Dir. Guillermo del Toro, 2017)
El Monstruo de la Laguna Negra nunca fue el personaje más popular de Universal Monsters, producto de un estreno tardío –estrenó más de 20 años después de títulos como Drácula y Frankenstein–, la falta de una base literaria y una trama desarrollada en el mundo moderno. Esto no le impidió conquistar el corazón de Guillermo del Toro, quien de pequeño sufría al ver una criatura cuyo único pecado era el gran amor que sentía por Kay (Julie Adams), lo que eventualmente le llevó a retomar las bases de la historia para corregir esta situación. Fue así como nació La forma del agua, que bien pudo ser una reinvención oficial del clásico de terror de no ser porque Universal desechó la posibilidad que finalmente pasó a manos de Fox. Esto no evitó que buena parte de la audiencia identificara las similitudes entre ambos proyectos, lo que invariablemente resultó en un aumento en la popularidad del viejo Gil-Man, la cual tocó su punto más alto cuando la cinta del mexicano fue condecorada con cuatro Premios de la Academia, incluyendo Mejor director y película.
El Hombre Invisible (Dir. Leigh Whannell, 2020)
Los tibios resultados de Drácula: La historia jamás contada (2014) y La momia (2017) parecían condenar al Dark Universe, pero la franquicia cobró nuevos bríos cuando pasó a manos de Blumhouse con proyectos que dejarían atrás la conectividad planeada originalmente. Esto abrió el camino para la realización de El Hombre Invisible, que inspirada en el clásico de HG Wells, abordó la tragedia de una mujer convencida de que su violenta pareja recién fallecida no está muerta, sino que encontró la manera de hacerse imperceptible a la vista. Hay quienes piensan que la cancelación de la franquicia original fue precipitada y que Universal debió seguir adelante con la cinta protagonizada por Johnny Depp, pero nadie puede negar que la experiencia en el género de Leigh Whannell, el talento histriónico de Elisabeth Moss y el interés de Jason Blum con historias tan terroríficas como socialmente relevantes podrían ocultar la clave para rescatar el legado de estos personajes.
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