¡Casos de la vida real!
¿Que fingieron casarse nada más para vender los regalos? ¿Que cancelaron la boda porque desapareció la suegra? ¿Que en la fiesta el novio le enseñó a los invitados cómo la novia le puso el cuerno poco antes de la boda? Aquí les traemos el chisme con historias reales de bodas, contadas por cinéfilos de Paloma & Nacho, a propósito del estreno de Mesa de regalos, con Garantía Cinépolis.
Maria Emilia nos escribe:
“Estábamos ya a media fiesta, y los novios se subieron al escenario para dedicarse unas palabras. El novio toma el micrófono y nos dice que debajo de nuestras sillas había unas fotos que quería que viéramos. Las sacamos y, ¡madres! ¡Eran fotos de la novia poniéndole el cuerno antes de la boda! La cosa se puso intensa”.
Nuria nos escribe:
“Nos llegó un invitado inesperado. Mientras esperaba para caminar hacia el altar, no nos dimos cuenta de que un michi se había acurrucado sobre la cola de mi vestido, y no se quería mover. Era tan tierno, que no quisimos molestarlo y me hizo compañía”.
Denise nos escribe:
“No soy fan de ir a bodas, pero una amiga me insistió para acompañarla a una. Ya estábamos en el salón, y el novio entra normal, pero de repente se echa una coreografía épica con sus amigos. Hasta me dieron ganas de casarme para que mi prometido haga algo igual”.
Alicia nos escribe:
“La ceremonia estuvo increíble y la fiesta en el jardín iba de ensueño, hasta que llegó el momento de la víbora de la mar. Mi papá y mi esposo se subieron a las sillas y se agarraron las manos para hacer el puente. Y los amigos metaleros de mi esposo empezaron a hacer slam, y mi papá salió volando. Las risas terminaron cuando se dieron cuenta: fractura de antebrazo expuesta. Se lo llevaron al hospital y me dijo que no pararan la fiesta y cumplí su deseo“.
Celeste nos escribe:
“Me tocó estar en una boda donde, cuando los novios salieron de la iglesia, los amigos del novio pensaron que era buena idea jugarles una broma; empezaron a echar el arroz normal, pero le fueron subiendo de tono hasta que los llenaron de harina. La novia estaba furiosa.”
Mariana nos escribe:
“Le estaban dando regalos a los novios en la mesa, y de repente les regalaron, ¡un pug! La novia lloró más por el pug que cuando el padre dijo ‘los declaro marido y mujer'”.
Silvia nos escribe:
“Ya vivíamos juntos y, a un mes de la boda empezó la pandemia, y pues se pospuso indefinidamente. Durante los meses de encierro, la mamá de mi novio, que vivía sola, se fue a vivir con nosotros. Pasaron las semanas y pues, como no había convivido mucho con la señora, que ya era grande, me di cuenta de que tenía un comportamiento bien raro, como que se le iba el avión y era grosera y así, pero dije “bueh, a aguantar”. Ya después de un rato hablé con él y le dije que mejor yo me iba con mi mamá mientras pasaba la pandemia y que cuando su mamá se fuera de nuestra casa, ya regresaba. Total que me llama un día y me dice, “ya se fue mi mamá. Entonces me regresé y a los pocos días… ¡que secuestran a la mamá! Llamaron para pedir el rescate y pues… caos… llamamos a la policía, luego luego nos atendieron y todo, y pues imagínense la angustia. Yo me sentía culpable, y el sujeto me hacía sentir todavía más culpable. Total que los del edificio nos llaman por la madrugada del día siguiente, avisándonos que habían regresado a la mamá y que estaba bien y todo. Fuimos en friega y sí, ahí estaba y así. Pero algo ya se había roto. La señora volvió a vivir con nosotros, pero la tensión fue peor y ya no pude más. Rompí con él y cancelé la boda. Boda que habíamos acordado pagar entre los dos, pero usamos mi tarjeta de crédito. Al cancelar la boda, la wedding planner no me quiso devolver casi nada, y nunca recibí ni un peso de su parte. Nunca más volví a saber de él”.
Cassandra nos escribe:
“No es por chismear, pero yo conocí a dos amigos que andaban sin dinero y sin pareja, y entonces se les ocurrió casarse entre ellos… o, mejor dicho, fingir su boda. ¿Por? Pues para poner una mesa de regalos con regalos bien acá, y luego venderlos”.
¡Qué buena idea! ¿Qué podría salir mal? Si quieren saber qué podría salir mal, vayan a ver Mesa de regalos porque de eso se trata, y, además, es una comedia con los divertidísimos Cassandra Sánchez-Navarro y José Eduardo Derbez, así que de verdad no pararán de reír. Además tiene sello de Garantía Cinépolis y, si tiene sello de Garantía Cinépolis, tienen que verla.
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