¿Se arrepiente del trabajo realizado en tales producciones?
Aunque desde sus primeras películas se convirtió en una figura llamativa para la audiencia, Florence pugh alcanzó la verdadera fama gracias a personajes más oscuros y complejos. Midsommar: El terror no espera la noche, bajo la dirección de Ari Aster, fue una de las primeras cintas que la llevó a tener consideración para importantes premios como actriz. Y todo por dar vida a una mujer marcada por la pérdida y su falta de un lugar en el mundo. Aunque su trabajo fue magistral, Florence Pugh afirma que los personajes oscuros (como ese) están por quedar en el pasado gracias a una poderosa razón.
En el más reciente episodio del podcast Reign with Josh Smith, la nominada al Oscar abordó las dificultades que se presentan al abordar personajes que le demandan no sólo físicamente, sino también en sus emociones. Desde la soñadora Amy en Mujercitas, hasta la atormentada Jean Tatlock en Oppenheimer, Pugh ha entrado a los lugares más oscuros de su mente para dar poderosas interpretaciones. Aunque parece hacerlo con maestría, la actriz aún no “descubre” cómo hacerlo sin dañar su estabilidad emocional.
“No creo que sería capaz de hacer esto sin llegar hasta el final y ponerme en todos esos personajes que he interpretado. Siempre hay un pedazo de mí. Ha habido algunos papeles en los que di demasiado y después he estado destrozada durante mucho tiempo. Como cuando hice Midsommar, definitivamente sentí que abusé de mí misma en los lugares a los que llegué”.
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La ya mencionada película nos muestra a Dani, quien tras la pérdida de su familia acude con su novio, y los amigos de este, a un festival de verano que se celebra cada 90 años en una aldea de Suecia. Sin embargo, las actividades que se llevan a cabo convierten su estancia en una verdadera pesadilla a la luz del día. Una de las escenas más recordadas es aquella donde la protagonista “se quiebra” y deja salir todo su dolor en ayuda del culto que la recibe. Pugh admite que dicho momento la llevó a un profundo agotamiento una vez que las cámaras fueron apagadas.
“Recuerdo que la primera toma fue muy larga, mucho más larga de lo que se muestra en la película que todos vieron. Cuando Ari [Aster] dijo que cortáramos, todos nos aferramos a los brazos del otro y nos clavamos las uñas en las palmas y lloramos. Recuerdo que era muy difícil parar… En verdad, estas mujeres hicieron posible esta escena. Fue aterrador”, dijo hace algún tiempo a IndieWire.
Su rol más reciente fue en El tiempo que tenemos, drama romántico que protagonizó junto a Andrew Garfield. Ahí interpretó a Almut, una talentosa chef que encuentra al amor de su vida y comienza una familia con él. Sin embargo, también se enfrenta a un poderoso cáncer de ovario que amenaza con arrebatarle todo lo que ha construido. Su trabajo fue celebrado por la crítica, pero podría ser la última vez que la veamos con un personaje lleno de tanto sufrimiento.
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“Quiero decir, la naturaleza de resolver estas cosas es que tienes que decir: ‘Está bien, bueno, ya no puedo volver a hacer eso porque fue demasiado’. Pero luego miro esa actuación y estoy muy orgullosa de lo que hice, y estoy orgullosa de lo que salió de mí. No me arrepiento”.
En mayo, Florence Pugh estará de vuelta en las pantallas con Thunderbolts*, película del MCU donde retoma su personaje de Yelena Belova. Junto a Bucky Barnes, Taskmaster, Ghost, entre otros antihéroes, tendrá que poner fin a una terrible amenaza. Y también demostrará que sus habilidades pueden servir para el bien común. ¿Extrañarán a Pugh en sus oscuros roles? ¿Cuál de todas sus intensas actuaciones es su favorita?
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