En los años más duros de su progenitor, el actor no tuvo la mejor actitud.
Actualmente, Ryan Reynolds goza de las mieles del éxito. Su más reciente película, Deadpool y Wolverine, se ha convertido en un fenómeno de taquilla, e incluso su relación con Blake Liveley pasa por un gran momento. Sin embargo, en medio de todo esto hay espacio para un hombre más emocional, que ha enfrentado tragedias y duros momentos a lo largo de su vida. Como pocas veces, Ryan Reynolds abrió su corazón y habló de lo que significó el Parkinson de su fallecido padre.
En un ensayo para PEOPLE, el actor hizo un balance de la figura paterna que tuvo en su vida. James Reynolds no era un hombre de expresar sentimientos, pero aun con ello estuvo cerca de la vida de sus hijos, ayudándolos en su educación y crianza. Se mantuvo presente a pesar de los prejuicios sobre el rol de los hombres en el desarrollo de sus hijos. Desgraciadamente, fue diagnosticado con Parkinson en 1995, y eso cambió la vida de Ryan para siempre.
“Mi padre realmente se estaba deslizando por una madriguera de conejo donde luchaba por diferenciar entre realidad y ficción. Y posteriormente todos los demás en su vida estaban perdiendo la fe y la confianza fundamentales que tenían en su punto de vista”.
La enfermedad de Parkinson es un trastorno progresivo que afecta el sistema nervioso y todas las partes del cuerpo controladas por los nervios. Inicia con un temblor ligero en la mano rigidez, e incluso una disminución del movimiento. No tiene cura, pero se le puede dar al paciente un tratamiento para mejorar los síntomas. También es posible la mejoría por medio de una cirugía.
“Había redes de conspiración que hacían que se volteara con un absoluto temor porque “alguien quería atraparlo. Fue una desviación tan salvaje del hombre al que conocía”.
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Tras la muerte de su padre, Ryan Reynolds enfrentó un complejo proceso de duelo. Por un lado, empezó a “armar las piezas de la historia”, y por otro, tomó responsabilidad de lo que hizo mal con su relación. No todo fue un mundo de miel sobre hojuelas, hubo conflictos e incluso separaciones cuando James ya estaba diagnosticado.
“Para mí fue muy fácil aceptar la idea de que mi padre y yo no estábamos de acuerdo en nada y que una relación real con él era imposible. Y ahora que soy mayor, miro hacia atrás y pienso que fue mi falta de voluntad en ese momento para encontrarme con él donde estaba”, escribió. “Tal vez podría haber estado allí con él hacia el final, pero no lo estuve. Él y yo simplemente nos distanciamos y eso es algo con lo que viviré para siempre”.
En los últimos meses de vida, Ryan le escribió a su padre una lista de todas las cosas buenas que hizo por sus hijos. Fua una forma de acercarse, aun cuando no estuvo físicamente al momento de su partida. Sabe que no puede hacer nada para cambiar el pasado, pero se muestra arrepentido de no estar cerca. Quien sí estuvo presente en toda esa etapa fue su madre, cuya integridad permitió darle el adiós al hombre que la acompañó durante varios años.
“Mi mamá fue un respaldo para mi padre durante ese tiempo, pero eso realmente la rompió. La fatiga del cuidador es muy real: es probablemente uno de los efectos secundarios menos reportados de enfermedades como esta. Ojalá existieran los recursos que están disponibles ahora para tratar esa parte del Parkinson, ojalá lo hubiéramos sabido entonces, porque realmente habría dado mucha esperanza”.
Por ahora, Reynolds disfruta del tiempo con sus hijos aplicando todas las lecciones aprendidas de aquella etapa. Criar a sus hijos le ha dado la oportunidad de ser un hombre diferente, y de replicar justo esas cosas buenas que le escribió a su padre en la carta. Al final, el enorme corazón de Deadpool no sólo se puede ver en las pantallas, sino también en las palabras del hombre que lo interpreta.
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